Lisboa es una ciudad cargada de historia, donde cada monumento es testigo de la memoria colectiva, ya sea medieval o incluso más antigua, como los restos romanos. Por ejemplo, suele haber varias esculturas de personajes de otras épocas, como la estatua de la reina Catalina de Braganza, recientemente restaurada.
Según la página web oficial de la Junta Parroquial del Parque das Nações, «se compraron nuevas piedras y se colocaron en el pedestal, se restauró la iluminación y se sustituyó la placa». Así concluyeron los trabajos de limpieza y mantenimiento de la estatua de la que fuera reina consorte de Inglaterra, Escocia e Irlanda en el siglo XVII.
Al otro lado del Atlántico
La estatua de D. Catarina de Bragança (1638-1705) en Lisboa es una réplica de una obra original diseñada para el barrio de Queens (que lleva el nombre de la monarca) en Nueva York (Estados Unidos de América).
Sin embargo, la maqueta creada por Audrey Flack nunca llegó a ver la luz debido a las fuertes protestas de la opinión pública por sus vínculos con un pasado colonial. Hoy sólo queda la réplica instalada en el Parque das Nações.

¿Quién era Catarina de Bragança?
Hija del rey João IV, primer rey de la dinastía Bragança, la entonces infanta portuguesa se casó con Carlos II, soberano de Inglaterra, Escocia e Irlanda. De 1662 a 1685, Catalina asumió el papel de reina consorte.
En suelo protestante, Catalina nunca fue especialmente popular por su condición de católica. Aun así, se hizo conocida por introducir el té, que cambió para siempre los hábitos de la sociedad británica.
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